En el mundo de los seguros de coche existen diferentes fórmulas con las que tener asegurado nuestro automóvil, dependiendo tanto del uso que le damos a nuestro vehículo como de lo que queremos que cubra y de lo que podemos prescindir. En el caso de que no movamos el coche pero no queramos llevarlo a la chatarrería por si alguna vez nos hace falta, podemos pagar el seguro obligatorio, que es el mínimo legal que se debe tener cuando tenemos un coche en la calle. Cuando circulamos de manera habitual hemos de tener bien asegurado nuestro coche, pero hay seguros de coche que cuentan con una serie de coberturas ampliadas para afrontar daños a los elementos adicionales que puede tener nuestro vehículo o que podemos instalar aparte una vez que lo tenemos y queremos dotarle de algún toque personal, como puede ser un equipo de sonido más potente o algún otro elemento que no forma parte del coche cuando sale de la fábrica, como pueden ser lunas tintadas, un nuevo color u otra decoración, elementos que deben homologarse para poder tenerlos asegurados después, y en el caso de que ocurra algún incidente que afecte a estos no tengamos que pagar toda la reparación si queremos volver a tenerlo todo igual que antes de que ocurriera el siniestro. Por supuesto, cada cobertura o elemento adicional supondrá un aumento en la prima del seguro, pero a cambio tendremos la tranquilidad de que todo se puede arreglar sin tener que pagarlo de nuevo.